lunes, 19 de mayo de 2014

El día a día de un acomodador de cine.

    Y aunque pareciera un trabajo de poco esfuerzo, de poca importancia, sepan que un acomodador hace del cine un buen o mal lugar.

    El acomodador llega una hora antes de la primera función, prende las luces, habilita las salidas de emergencias una a una, retira los candados que bien cierran las puertas durante la noche y se dirige pacientemente a revisar sus salas a las que tanto afecto u odio les tiene. En su cine de 2 pisos, revisa primero las de abajo: abre las puertas y cortinas, y va mirando cada una de las filas de butacas, alumbrando con su linterna, si encuentra algún objeto perdido la noche anterior que tal vez no fue detectado, y verifica que no haya papeles tirados en el piso; Revisa que cada sala tenga su escoba y pala correspondiente y que el tacho de basura tenga siempre una bolsa de residuos nueva. Así , va mirando una a una. Luego, se dirige a las salas del primer piso, para hacer exactamente lo mismo, solo que esta vez, chequea las salidas de emergencia que podrían haber quedado abiertas. Además, prestará particular atención en los días de invierno, que nadie se haya quedado dentro durmiendo. En ocasiones ha pasado. Por ultimo y luego de revisar que todo esté en orden, recibe la orden del boletero de abrir las puertas y comenzar a vender las localidades de la primera hora. 
      Solo ha pasado la primera media hora de su jornada. Y así, comienzan a entrar los primeros espectadores, algunos solo quieren utilizar los sanitarios, otros, despejar dudas sobre que película ver, y otros, la gran minoría, se dirige a las salas. Con un 'buen dia' corta la mitad del boleto y le indica la dirección de la sala ''Buen día, sala 1 es a su derecha'' y entregándole la programasen de la semana, recibe, tal vez, una propina la cual agradece. 
Con el comienzo de las colas, el acomodador espera de 5 a 7 minutos para aquellos que tal vez se retrasaron, y se dirige a cerrar las cortinas y luego las puertas de la sala. Espera unos 10 minutos mas, ya que siempre habrá alguien que llega luego del comienzo de la película. En estos casos, prepara su linterna y acompaña a la sala a ese espectador, que seguramente hablará dentro de la sala, comprometiendo a uno a callarlo. Sale y pasa la siguiente hora y media parado frente a la urna vigilando su cine. 
     Desde su puesto, puede enterarse de todo. De lo que pasa en las salas, si falló la proyección, si hay sospechosos dentro,si en las calles hay descontrol, si la película es buena o mala, de que se queja la gente y que puede hacer el para mejorarlo. 
Y aunque su cine sea el mas viejo de todos, el mas feo, el que nunca cambio las alfombras y tampoco las limpio jamas, el que tuvo que cambiar el tapizado de sus butacas porque el cuero ya estaba quebrado y el que todavía cuenta con 4 de 6 salas con proyectores de 35mm, el que ofrece solo 6 sillas para que la gente mayor se siente, y el que todavía acepta entradas vendidas en cartelera, él sabe que es su cine, el que siempre recibe  a los mismos espectadores de siempre, con los cuales ha creado un vinculo, cada uno con sus historias de vida, algunos locos y otros cuerdos, pero todos unidos por el ritual del ir al cine al menos 1 vez por semana; es el único que no dejó venderse por una gran multinacional, o una cadena nacional y que conserva esa familiaridad que ningún otro cine podría ofrecer. Por esto, es que el acomodador, siente que el cine es suyo, se siente el dueño. Es él el que maneja la felicidad del cliente y él el encargado de que vuelvan.
      El acomodador de cine es  feliz siempre y cuando el cliente lo sea también. Siempre hay casos de gente que no sabe esperar y que no puede comprender que él es un simple acomodador y que no puede resolverle la vida. A veces, es culpable de algunos errores, pero otras, es completamente inocente. Él no puede prever lo que pasará dentro de la sala y al mismo tiempo seguir atendiendo al siguiente espectador para otra sala. Puede perder la paciencia, pero, la recuperará con la sonrisa de satisfacción de un nuevo espectador y no se dejará amargar la jornada por el que no supo comprender. 
      Y así termina su día, y vuelve a casa, temprano, a la hora de la cena, o tarde de madrugada. Sabiendo que mañana volverá al cine y verá nuevas y viejas caras que pedirán una opinión acertada.

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