miércoles, 27 de marzo de 2013

Los chilenos.

                      De nacionalidad chilena son mis vecinos. Definiendo 'vecino' como aquel que vive cerca de mi casa, y  no como una buena persona en quien se puede confiar. Estos de los que hablo viven detrás de mi casa. Yo los puedo ver bien desde mi ventana. No es que me pase la vida mirando por ella y vigilando a estos, pero cada tanto miro, porque confianza es lo que me falta.
     Años atrás  esta familia usurpo ese terreno en el cual inmediatamente construyeron una casa chiquita. Al principio eran 4, luego se agrando la familia. Los 2 hijos chilenos, adolescentes o algo así  entraron ilegalmente al terreno que mi familia tenia a una cuadra de su casa y a 25 metros de la mía, robaron una bicicleta, una maquina de pasto y algunas herramientas mas. Entraron al pequeño galpón rompiendo el vidrio de la ventana mas chica con una pelota de golf. Si. Así, el mas pequeño de ellos entro, destrabo la otra ventana y sacaron todo por ella. Por supuesto, la denuncia fue hecha, y nadie puede dar certeza de que hayan sido ellos los ladrones. Excepto yo. Pocos días después vi al padre de la familia transportando un bolso con palos de golf. ¿Coincidencia? no.
     Desde ese día, he acumulado gran cantidad de odio y miedo hacia ellos. Desprecio también, por no respetar al barrio. Nunca los saludo. Me saco la mufa cada vez que alguno de ellos pasa cerca mio. Y no rezo un rosario cada vez que pasa por el frente de mi casa porque Dios los perdonaría, y no lo merecen. nadie sabe de que viven. No se sabe donde trabajan, yo sé que venden cocaína y otras drogas ilegales. hace poco mataron a su abogado, quien sabe porqué. Desde que vivo acá siempre me sentí insegura, pero desde que esos chilenos ocuparon, me siento el doble. No puedo dejar de pensar que van a saltar la medianera, van a romper los vidrios y se van a llevar todo. Hasta van a matar al perro. Estoy segura de que eso va pasar algún día, ojala me equivoque. Con esta paranoia aveces me voy a dormir  y me levanto con la sensación de que algo cambio. Con miedo reviso todo, miro hacia todos lados y verifico que todos estén vivos. Este miedo se debe a los sueños que aveces me provocan estos vecinos.
      Yo estaba haciendo poco, cuando pude notar que un perro negro desconocido estaba en el patio de abajo de casa parado como si nada fuera. Este,al verme, pudo entender que debía alejarse de allí y rápidamente camino hacia el patio trasero del vecino Angel hasta dar una vuelta por los del vecino chileno. Poco interesante, pero los chilenos estaban en el patio. Dudo que me vieran, a pesar de que miraron a su al rededor no pudieron notar que yo estaba observando desde la distancia. Con disimulo  y como atravesando la pared, irrumpieron en mi casa, la de abajo, con un par de bolsas negras, de consorcio. Su intención era clara. El perro fiel que yo tengo, no es de su agrado y era seguro que algún día ellos querrían atacarlo. Para eso eran las bolsas; para ahogar al perro, matarlo lentamente para que parezca obra de la naturaleza. Tonta todavía no soy, así que despacio bajo las escaleras y los veo a los dos (madre y padre) al acecho de mi perro. "¿Se les perdió algo?" y con disimulo ellos creyeron que no me daría cuenta. Los invité a pasar, mientras pensaba como haría para llamar a la policía  Como obra del señor, la señora madre de mi llegó de su trabajo para entender rápidamente la situación  los chilenos estaban nerviosos, por supuesto. Pero mas nerviosa estaba yo, que no sabia como controlar mi miedo. 
     Por arte de magia, me encontré hablando por teléfono, llamando al 911 y avisando exitosamente la situación  Dudo que la oficial haya entendido demasiado  porque en voz baja tuve que hablar, pero creo que el mensaje fue captado y la advertencia de mantenerlos en la casa fue entendida. Con la excusa de haber llamado a una gran amiga, doy a entender a mi madre que la policía tardaría unos 15 minutos en llegar y que debíamos entretenerlos ahí. 

Ese es el miedo que tengo todas las noches, días  mañanas, tardes, cuando llego al vecindario. El miedo de encontrar "in fragantti" a estos chilenos y de paralizarme y no saber que hacer. El miedo de que cualquier cosa llegue a pasar y quebrarme ante el cadáver del único compañero que tengo. Amigo, en serio le digo: ni un psicólogo podría entender porque tanto miedo.