lunes, 18 de junio de 2012

De mi encuentro con José.

Me decidí y fui. Emprendí mi marcha a aquel lugar, ma' si, que tanto misterio, fui a Apocalipsis, no se si te acordas. Ese lugar donde comprábamos los cómicas.
Me tome el tren y me baje donde siempre porque creí que lo habían destruido o algo peor. Pero no, solo lo habían cambiado de lugar. Ya no estaba tan freak como antes. Antes era LA CUEVA de los nerds, ahora valla y pase.Entre y no había nadie, en sima estaba todo apagado y no había nada en las estanterías. La luz apagada como si no hubiera nadie, lo raro es que la puerta estaba abierta. Entre y encontré un compartimiento secreto, como para jugar.Entre, si total no había nadie. Claro, como iba a haber alguien estando el bombón ese ahí. Si, Jose. ESE Jose. Inmediatamente lo salude. El hiso referencia a qué tema podían tocar en su recital y me consulto una lista de 5 que no conocía ninguno. Aun así, le faltaba uno y con un tono histérico e insoportable empecé a decir "La voz dormida" repetidas veces hasta captar su atención. El me miro y lo escribió en esa hoja. Loco porque tenia la letra muy parecida a la mía. Mire el papel y me dio vergüenza no conocer el resto de los temas, así que suplique que me perdonara. Cuando levante la vista ya se estaba yendo. Lastima, yo que siempre soñé con conocerlo. Pero bueno, en otra ocasión sera.

Los interminables encuentros con el porro II

Esta vez, sucedió en casa. Era un día muy feo, así que no había ido al colegio. Toda una tarde la había desperdiciado en hacer nada productivo en casa. Y llego la hora en que la patrona llego. En ese momento, yo estaba preparando un cigarro. Marihuana, sencillamente. Aunque estuve un poco mal, porque no dejar fermentar la hora, ni seguí los pasos. Directamente, arranque una hoja de mi planta de cannabis, la corte, la apoye sobre una especia de servilleta y lo enrolle. Justo en ese momento fue cuando llego y me vio. Indiferente, seguí con lo que a mi respectaba. No me importo su presencia, y mucho menos sus gritos histéricos y casi esquizofrencos. Yo seguí. Tome aquel elemento mágico creador del fuego, lo acerque al canuto y como magia mis labios suspiraron, a travez de ese papel húmedo, un poco de esa sustancia sanadora. Increíble que no recuerde nada. Fue como un efecto secundario que nunca me había dado. Tal vez esta vez por la falta de frecuencia. No se. Lo que no voy a olvidar son esos ruidos de fondo al retirar el porro de mi boca.