miércoles, 5 de febrero de 2014

El hecho de poca importancia

Nunca tuviste la sensación de que todo tu esfuerzo se desmorona en unos pocos minutos? De que te pasas la vida buscando y tratando y en un instante te das cuenta de que nada sirvio todo lo que hiciste?
Con cara de muerte, por estos motivos, iba yo por la calle ese dia. Despues de 20 dias de busqueda, seguia sin encontrar nada. Horas de caminata que no tienen sentido cuando finaliza el dia. Asi, con cara de que me estaba pasando todo eso, estaba yo, asi caminaba ese dia por esa larga avenida que cientos de veces mis pies ya habian pisado. Dirigiéndome a un destino de casi siempre en aquel lugar caminaba mirando los locales, como hacia ya dos horas lo venia haciendo, en vano, pero asi iba. Parando en destinos fallidos, por distintos motivos, algunos pocos convincentes, y otros por ausencia de presencias. Seguia yo mi rumbo hacia adelante tratando de llegar a destino con una mejor cara, aunque sea de entusiasmo por el nuevo ciclo, pero no lo lograba, me forzaba y seguia sin encontrar una mejor cara y aunque sabia qué era lo que necesitaba, o queria en ese momento, sabia que no podia. Demasiada gente, cualquiera podria ser un conocido o un conocido de alguno que tal vez era mi amigo. Y mientras caminaba y miraba a los costados, no a los autos, a los comercios, vi que salia de aquel quiosco que no buscaba empleados, pero estaba repleto de gente, unos ojos hermosos, no del color de siempre, sino de un color miel hermoso, claros y brillantes, encantadores, llenos de dulzura, como si fuesen dos llamas sobre los pómulos de la cara. Pero claro, no venian solos esos ojos, sino acompañados de un atuendo negro el cual permitia apreciar el culturismo del fisico de aquel muchacho, no muy joven, ni indistinto tampoco. Fue como un choque de miradas que duro un instante, un segundo, o milesimas, que sirvieron para cambiar muy poco mi estado. Derecho, como yo, caminaba con una buena trasera tambien, y yo pensando en lo que ya venia hace rato y combinando lo que acababa de ver e imaginando lo que se venia despues. Y mi teoria no estaba tan errónea. Así fue como detuvo mi paso y me pidio fuego. Sabia que en esa cartera yo tenia un encendedor por el motivo que todos sabemos, se lo preste y un cigarro me ofrecio, y aunque tenia la enorme oportunidad de mirar nuevamente esos ojos, seguia preocupada por lo de antes y no podia cambiar mi cara, tampoco podia aceptarlo, por el motivo antes dicho. Me pidio disculpas por haberme detenido, realmente no me importo, como siempre le di poca importancia. Realmente perdi una gran oportunidad de terminar con un hermoso de ojos color miel.

No hay comentarios: